18 comentarios en “¿Evolución Responsable?

  1. Durante muchos milenios la evolución no podía ser responsable: azar y necesidad, ahora puede serlo: azar y necesidad + libertad, eso significa superar la propia especie humana el h+, es haber logrado la libertad

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  2. Creo que este problema, el de la evolución responsable, no es sino un ejemplo del cómo nos enfrentamos al hecho de que podemos hacer algo que antes era imposible gracias a una nueva técnica. Doy un ejemplo -quizá no sea el mejor-: antes del siglo XX, no era realizable sino en la mente de algunos literatos la creación de algo como una bomba de hidrogeno, sin embargo, pasada la segunda mitad de la década de los 30 la realización de tal arma era absolutamente posible, tan posible que solo tras un poco más de dos años los miembros del famosísimo Proyecto Manhattan lograron detonar la primera prueba nuclear del mundo. Pienso que es claro que la pregunta para la filosofía en este caso y en cualquiera que involucre una nueva técnica no es el de si en un momento dado es posible o imposible hacer algo (la creación de la bomba H, en nuestro ejemplo) -lo cual es un problema técnico-, sino si hay buenos motivos para hacerlo y en el caso de que la nueva técnica abra no una sino un abanico de posibilidades, si hay buenas razones (razones verdaderas) para optar por una en vez de las otras.
    Constantemente se nos dice que el día de mañana – si no es que esa posibilidad sea real ya hoy en día- podremos modificar la estructura anatómica del hombre, que podremos hacer hombres con 40 extremidades, con cola o el pelo purpura, o más inteligentes, fuertes o saludables, por no hablar de hipotéticas nuevas habilidades para las que aún no tenemos nombre y que son virtualmente infinitas. Ante esta nueva técnica, ante la infinitud de posibilidades que abre ¿qué hará el hombre? Salvo que algo extraordinario ocurra, creo que la respuesta es clara, hará lo que siempre ha hecho con las nuevas técnicas, hará lo que el lucro bajo sus múltiples disfraces -el de la guerra, el de la necesidad, el de la «supervivencia»- diga. Un ejemplo, hoy en día, es perfectamente posible brindarle agua potable y medicamentos a todos, si no se hace es por razones «económicas», por razones de derecho comercial y propiedad intelectual, por razones de lucro, inhumanas, es decir, extrañas a la voluntad consciente del hombre; en cambio, la creación de aparatos de televisión cada vez más perfectos es financiada con afán, pues es lo que vende. No es difícil imaginar que, aprovechando la técnica genética, en un futuro habrán putas hechas a encargo del capital, con más senos al estilo de la vieja Artemisa o bueno… que aquí los más morbosos divaguen… negocios especializados en la modificación del ser humano con fines «estéticos», sádicos antros de perdición virtual que hagan de la experiencia en la red una experiencia tanto más lucrativa cuanto más dañina, etc. ¿Qué camino habremos de tomar? Por el momento, eso está dictado por la relación, por intermedio-lucro, que «siempre» se ha tenido con la técnica y en cuanto sea así no es posible ningún tipo de «evolución responsable»..
    Heidegger decía equivocadamente de la ciencia que esta no pensaba, equivocadamente en cuanto confundía ciencia con técnica. «La técnica no piensa», esto quiere decir entre otras cosas que su desarrollo e implementación responden a móviles ajenos a ella misma. Si algo pasa en la técnica, si se usa de una u otra manera no es por la técnica misma, es por otra cosa. Que la técnica abra nuevas posibilidades no quiere decir que haya libertad, toda vez que esta no puede existir si la elección (lo que se hará o no con la técnica) está tomada de antemano por leyes que no están bajo nuestro control… hallar nuevas razones o identificar las buenas ya existentes es trabajo que le compete sino a la política (a la que le correspondería más bien su creación), al menos si a la filosofía… sólo tras dicha identificación es posible algo como la libertad en este caso… pero esto excede a la técnica, es algo diferente…

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    1. Apreciado Diego,

      Parece que le parezca que tener más posibilidades sea malo en sí, lo juzga desde el punto de vista de una mala utilización. Si el problema es ese, creemos una sociedad que sea capaz de escoger lo que le hace ser más y no menos. Uno de los logros más importantes, o acaso el más, es vivir más ¿no le parece?

      En cuanto al ejemplo de las «putas» que nombras, hay que reconocer que no se me había ocurrido semejante derivación, pero deja adivinar un sesgo de desprecio y acaso misantropía nada deseable para tratar el importante asunto de responsabilizarnos de nuestra evolución.

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  3. Me parece que Diego se refiere (sino que me corrija) al hecho de que la posibilidad sola no dice nada sino sobre el hecho de que algo es posible (no hace un juicio de valor al respecto). Ahora, el juicio de valor que sí hace, lo hace respecto de la orientación de esa posibilidad, y en ese sentido si bien el problema no trata sobre si algo es posible o no (puesto que al final es una cuestión técnica que en un momento determinado tendrá solución), sino en función de qué se realiza esa posibilidad (lucrativa y no política por dar un ejemplo). Así, pudiera ser que inventemos cosas inimaginables que nos harían superiores, pero en vez de eso se inventaran cosas en función de «bajas pasiones» que al final, no muestran ninguna creación auténtica, sino una sujeción a algo irrelevante e incluso indeseable, burdo, irracional.

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  4. Sí, básicamente es eso Nico. El camino que termina adoptando una técnica, la forma en la que se concreta y se utiliza siempre depende de otra cosa distinta a la técnica misma. Eso es lo que quiere decir -entre otras muchas cosas- la frase «la técnica no piensa», la técnica no es dueña de su destino, es otra cosa lo que la determina, lo que le dicta por donde ir. El problema es que desde hace ya bastante tiempo esta labor de guía ha sido desempeñada en su mayor parte por el lucro. El lucro es lo que nos dice que hacer o no hacer con la técnica.

    Ahora bien, el inconveniente con el lucro es que, por un lado, siempre deja al azar (al azar del mercado, de la demanda) la satisfacción por medio de la técnica de las más básicas necesidades humanas, al mismo tiempo que, por otro, despilfarra una buena cantidad de energía humana en empresas banas. Hoy, por ejemplo, tenemos la posibilidad absolutamente real de brindarle medicamentos gratuitos a virtualmente todo el mundo, en principio sólo bastaría con que una empresa, un gobierno o una asociación de personas se decidan a fabricar medicamentos genéricos y los repartan entre la población más pobre, sin embargo, si no lo hacen, si no lo pueden hacer es por razones comerciales, de propiedad intelectual, por las sanciones que su violación acarrea (lo que no es distinto a decir por razones lucrativas), mientras tanto la monstruosa industria del videojuego (al que como Nicolas sabe, defiendo como medio artístico) gasta una cantidad inusitada de recursos en productos mediocres e inútiles, simplemente «por que venden».

    Claro, ante el imperio univoco del lucro sobre la técnica, hay excepciones . La excepción por excelencia la constituye la Ciencia, a medida que avanza (¡que avanza desinteresadamente!) y para cerciorarse de que no camina en falso, requiere siempre de nuevos instrumentos que al final terminan siendo inventados gracias al impulso creativo que brinda. Por el amor al arte, nuevos medios de creación artística son inventados cada día… pero no hay que olvidar que estos dos casos no son sino excepciones y que, ante todo, hay una excepción que uno echa de menos, que hace falta, esta es, claro está, la excepción Política. Una de las afirmaciones del comunismo post-industrial es que la técnica ha de utilizarse en provecho de la igualdad entre los hombres, cosa que hasta donde se ve no se ha llevado a la realidad. Bendito sea el día en que eso empiece a suceder (y sí estoy equivocado y ya empezó, ¡sea doblemente bendito!).

    Con respecto a la mención que hice de las prostitutas «del futuro» (me disculpo pero tenía sueño, XD), simplemente era un ejemplo hipotético de cómo los hombres, si siguen siendo guiados por el lucro, utilizaran la técnica genética: preservando al hombre culturalmente viejo, siguiendo sus deseos, harán seres humanos genéticamente nuevos. Lo que pienso es que antes de cambiar al hombre genética o tecnológicamente, si es que se quiere hacer responsablemente, es necesario cambiarlo culturalmente.

    Finalmente, quizá si exista un sesgo de desprecio (aunque no de misantropia, NI TAMPOCO con respecto al problema de la «evolución responsable»-todo lo contrario) en lo que dije antes, sin embargo no creo que eso sea negativo:, el desprecio y, sobre todo, el auto desprecio son facetas de la búsqueda de la virtud (si uno no desprecia a nadie, ni a nada en uno mismo está perdido en la esclerosis cultural). En uno de los libros más cortos y sugerentes de Sloterdijk, «El desprecio de las masas», se muestra cómo tanto la separación como la emancipación cultural sólo son posibles a partir del desprecio, «dime qué (más que a quién) desprecias y te diré no sólo quién eres sino que harás». Tradicionalmente, el filósofo ha despreciado a la masa (Platón, Nietzsche, Wittgenstein son casos de ello) y eso ha hecho que la masa encarnada en ciertos pensadores (Rorty, Habermas, los defensores de la «democracia» en general) los desprecie (con lo que todo verdadero avance cultural queda impedido). La tesis de Sloterdijk es que ya ha pasado el tiempo en el que al filósofo le bastaba con despreciar a la masa, es necesario que hoy el filosofo la provoque, que, enseñándole un poco de autodesprecio, la haga actuar… claro está, para hacer eso antes hay que tener ideas… Ideas con mayúscula.

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    1. Apreciado Diego, parece que hablas de la masa y su desprecio como si tú no estuvieras en ella ¿es así?
      En cuanto a hacer las cosas «por amor al arte» no existe. Todo tiene su precio -en todo sentido- y si alguien puede hacer las cosas gratuitamente es porque alguien está pagando con su esfuerzo -es decir, con su vida- su sustento.

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  5. No, si es posible el autodesprecio es únicamente por que se es parte de la masa; el esfuerzo siempre es por ser mejor de lo que ya se es. Por otro lado, me parece bastante curiosa esta afirmación: «En cuanto a hacer las cosas “por amor al arte” no existe»; una cosa es que una obra cueste (que siempre cuesta) y otra que se haga para que cueste «económicamente». La historia del Arte (y de la Ciencia) es la historia de seres humanos que hacían lo que hacían por algo radicalmente distinto a la ganancia económica o la adquisición de méritos u honores. Es en el sentido de que lo que se hace se hace por la obra y no por otra cosa, que digo que se actúa por amor al arte.

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    1. Creo que no se hace por la obra sino que la obra se hace por algo, al menos por uno mismo. El sobrevivir, el vivir y también por qué no, el lucro económico, no son poca cosa.

      Me alegro de que nos encontremos todos en la masa. Y no por ello siento que sea saludable el desprecio, me parece mucho más interesante el aprecio genuino. Un niño no crece con desprecio sino con aprecio. Una masa probablemente tampoco.

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      1. Lo que quiere hacer el artista es su obra, quiere verla completa y perfecta ante sí, siente ansias por tenerla ante sus ojos y ver que es una verdadera obra de arte, muchas veces se angustia, pues generalmente está convencido que nunca va poder contemplarla en su forma ideal, en casos extremos incluso llega a odiarse a sí mismo cuando el producto de su labor no se adapta a lo que tenía que lograr. Y si siente ansias, angustia e ira es porque sabe que es el único medio que tiene para hacerse con una verdad, para incorporarla en forma de obra a este mundo. Sin duda alguna, se pueden hacer cosas bellas motivándose en el lucro, el diseño y la publicidad lo demuestran cada día, pero no sé si eso en sentido estricto sea arte, no sé si basta con que algo sea bello para que se le pueda llamar propiamente arte. Por otro lado, el lucro no puede ser razón para la obra artística, no puede ser verdad en el arte, pues es de su propiedad el ser totalmente indiferente al mundo y su ley, al fin y al cabo a soldados y sicarios también se les paga por lo que hacen.

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      2. El desprecio es hacia lo que merece nuestro odio, no hacia la persona. Si se desprecia a la masa, no es por que se desprecie a todas y cada una de las personas que hacen parte de ella (de hecho como nunca llegamos a conocerlas no podemos odiarlas), sino por que se desprecia la faceta de lo humano que condena a la pasividad, a la mediocridad, al odio y la infelicidad. El desprecio del que hablo se parece más a la aversión que los cristianos sienten por el pecado, que al odio identitario y estúpido de los racistas y demócratas contemporáneos. La conocida frase de Gandhi «ama al pecador, pero odia el pecado» lo resume bastante bien; o el diálogo que tiene Zarathustra con el anciano ermitaño así cómo todo el prólogo del libro de Nietzsche en general, Zarathustra ama a los hombres, pero desprecia al último hombre, a aquel que mira a las estrellas y parpadea, a aquel que ya no es capaz de ver más allá de sí mismo, creyendo que lo que es y lo que ha conseguido es el objetivo de lo que existe, si va a la ciudad es a regalarles a los hombres, a hacer que no sigan las enseñanzas del último hombre… claro, al final -o más bien al principio- es rechazado, despreciado por la masa, le piden a gritos que les enseñe el arte de vivir como últimos hombres, por lo que Zarathustra los abandona, en cuanto masa, dedicando toda su actividad posterior no a intentar guiar ganado, sino a robarle ovejas a los pastores….

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  6. ¿Y eso que llamamos masa no somos acaso todos? Es decir, la suma de personalidades únicas e irrepetibles ¿Y no sería más acertado apreciarla que despreciarla?
    A mí me parece que despreciar es peor que odiar y que despreciando a una parte de nosotros o a todos nosotros juntos no vamos a ningún lado que merezca la pena.
    Antes era el desprecio de la carne ¿ahora el de la masa? ¿cuándo va a acabar esto? ¿y si empleamos esas energías en apreciar en vez de despreciar, en construir en vez de en destruir? Hay tanto por hacer…

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  7. Quisiera dejar mi aporte, llamando la atención sobre algo que he entendido en en éstos últimos días. Al margen de lo que con la técnica y la tecnología se pueda hacer directamente con el hombre (con esto me refiero a modificación genética y demás, a la que ya Diego se ha referido), hay un hecho que están generando las nuevas tecnologías, dentro de éstas las redes sociales, y es la homogeneización del pensamiento: si bien las redes sociales han abierto un espacio de opinión donde cualquier persona se puede expresar y donde se puede generar un espacio para el debate, también se ha mostrado la otra cara donde se manifiesta un pensamiento que en principio parece individual pero que en el fondo tiene la misma base de un gran grupo de personas. Basta con ver los comentarios sobre alguna cuestión política en Twitter o en Facebook para darse cuenta de que la opinión está generalizada. Esto lo traigo a colación porque creo que más que el miedo a que haya clones (digamos producidos científicamente), hay que temer a los clones de pensamiento. Esto a propósito de los Hombrecillos verdes de los que ha hablado el profesor César en éstos días. Quisiera saber qué opinan al respecto.

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  8. Con previa nota sobre la disculpa que merece mi deseo de participar de este debate sin haber hecho parte de las sesiones de filosofía de la técnica, quiero señalar algunos aspectos que pueden leerse en los comentarios precedentes a este:

    1. Coincido con la gravedad del «rechazo» cuando no se convierte en nueva «opción». La gravedad de este asunto ha conseguido que los movimientos de oposición (rara vez propositivos, como ocurre en nuestros gobiernos), sean obstáculo y no condición de mejoramiento en la aplicación de una técnica.

    2. Percibo una afirmación implícita (tal vez inconsciente) de esta sentencia: «Todo tiempo pasado fue mejor». Me detengo en dos asuntos:

    a) El peligro de la masa lo advertía, con especial agudeza, el señor Ortega y Gasset. Entiendo, desde su punto de vista, que el problema no es la masa sino la masificación. Nos perdemos en la masa cuando caemos en la masificación, pero podemos ser la sal de la masa (esa que da sabor) si, estando en medio de una globalización inevitable, aportamos las particularidades de nuestro ser, quehacer, sentir y pensar.

    b) Antes de las redes sociales existió la televisión; antes de la televisión, los diarios; antes de los diarios, los tratados. ¿Realmente es posible que no existan clones de pensamiento; estamos salvaguardados de ser influenciados por esa clonación; no usar redes sociales o usarlas de modo diverso nos hace verdaderos seres reflexivos; es posible hablar, escribir o comunicar sin influir? Me atrevo a afirmar que los clones nacieron mucho antes de que el término «clonación» fuera concebido. ¡Qué tal si omitimos el «temor», evidenciamos los «peligros», reconocemos las «virtudes» y, más que el arte de la memoria, aplicamos el arte de la proposición activa!

    3. Siempre hay algo que media en el arte, que desangra la posibilidad de sostener el argumento del «arte por el arte». ¿Me permiten recordarles las riñas que existieron entre grandes artistas por ganar a un mecenas u obtener el applausus populi?

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    1. jajaja para darle me gusta, tengo que abrir una cuenta de wordpress???

      Claro que los artistas han hecho eso, pero eso no es lo que los ha hecho artistas. Una persona cualquiera también puede buscar un mecenas o el aplauso del publico.. basta con encender el televisor para cerciorarse.

      Y sí, totalmente de acuerdo con el resto, y antes de que el medio escrito estuviera ampliamente difundido, en la mitad de los ciudades se alzaba la iglesia… y mucho antes, el templo… ¿Qué iban a pensar las personas si lo que les decía el sacerdote era la única palabra articulada que oían? Claro, hoy por hoy la univocidad del mensaje no se declara abiertamente, pero siguen habiendo instancias -las redes sociales, los medios televisivos, etc- que son las únicas de las que las personas extraen información… no es de extrañar, por lo tanto, la homogeneización de la opinión…

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  9. En cuanto al comentario que ha escrito Domenique, quisiera decir, que es de gran importancia el aporte que ha dado al señalar que ya ha habido varias formas de homogeneización del pensamiento y que no es nuevo, sin embargo quiero resaltar el hecho de que aun con los medios anteriores a las redes sociales: la televisión, los diarios, los tratados no se logró dar el acceso a la opinión como hoy lo permiten las redes sociales, es decir, no todas las personas podían publicar un artículo en un periódico o salir en televisión, mientras que hoy día cualquier persona se puede expresar a través de las diferentes redes sociales. Entonces más que el fenómeno ya haya existido, yo llamo la atención sobre que hoy se da en grandes proporciones y esto es algo importante para tener en cuenta ya que aparentemente la crítica y la opinión se dan como algo muy particular pero en el fondo es algo homogéneo. Y por otra parte quisiera retomar lo del temor, porque si no se siente esa inseguridad frente a eso tampoco se puede actuar.
    Ahora,

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  10. Seguramente la homogeneización responde a lo que vimos en clase esta semana, un mismo patrón para la educación donde el objetivo es asumir como verdad lo que nos es dado. Nuestro sentido crítico no ha sido desarrollado como debería ser para poder ejercer nuestros derechos y deberes y ser por tanto ciudadanos responsables.

    Sin duda estoy de acuerdo en que las redes sociales son un medio revolucionario porque nos puede dar altavoz a todos para elevar nuestra opinión aunque en algunos casos termine siendo argumentada idénticamente a la de otros. Perdimos originalidad? Cambiamos la creencia que la verdad estaba en un medio (Caracol, El Tiempo, El Espectador,…) por lo que dicen los «líderes de opinión» en Twitter con solo 160 carácteres (Vicky Dávila, Pirry, Uribe, James)?

    Pero este nuevo mundo donde el acceso a la información es tan universal, gratuito, y rápido que nos encontramos con exceso de información en la red que puede generar tanta desinformación como la que teníamos hace un siglo.

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